URA, EL DEMONIO DE LA PESTILENCIA

Originalmente, Ura era la representación divina de la muerte y la degradación de los cuerpos entre los paleo-babilonios, pero el sincretismo y la asimilación en el mito en el cristianismo lo acabaría convirtiendo en un despreciable demonio del Infierno. Como hace notar Lewis Spence en "Myths and Legends of Babylonia and Assyria", muchos dioses de esta cultura tenían ciertas características demoníacas, caso también de Ena y En'lil. Desde su inclusión al catálogo demonológico de Occidente se le supone con una historia angelical previa, sin embargo, antes de terminar desterrado a consecuencia de la derrota de las fuerzas luciferinas por el trono celestial.

Se especula en la demonología cristiana, entonces, que Ura fue una especie de genio o espíritu benigno, mediador entre ángeles de alto rango y los mortales, pero poseedor de un gran ambición que lo llevó a reclutarse por el lado de los rebeldes en la rebelión de los cielos. Es la teoría que se maneja como argumento, por ejemplo, en la obra "El dueño de las sombras" de la autora española Care Santos. Sería, por lo tanto, otro de los ángeles caídos directamente tras el castigo divino.

Convertido ya en demonio del inframundo, Ura pasó a ser el rector de las enfermedades y la pestilencia. De acuerdo a Spence, sin embargo, en su origen esto tendría una relación con la antigua costumbre de babilónica de dejar a los muertos sin sepultura, algo que se menciona en la saga sumeria del "Poema de Gilgamesh", hacia el 2500-2000 antes de Cristo. De acuerdo a la tradición, quien rece plegarias o cante a Ura cumpliendo con sus exigencias del trato a los cadáveres mantendrá su hogar ajeno a aquella inmundicia y enfermedades. Por el contrario, el alma de quienes no sean sepultados en tierra será perseguida por la entidad, hasta que sus familiares o seres queridos se dignen en dar entierro al cuerpo del infeliz.

La demonología señala que Ura habría tenido la intención arrasar con toda la humanidad con pestes y epidemias. Sin embargo, su misantrópico propósito no pudo concretarse, por haber intervenido a favor de los hombres Ishnu, su consejero, personaje que lo convenció de abandonar tal plan dándole así una última oportunidad a la especie humana. Su deseo de arrastrar a todas la almas al infierno incluye no sólo a los hombres, además, sino también a los ángeles. Los niños está en una posición especialmente susceptible ante Ura, pues el terror y la impresión que causa con sus apariciones pueden llevar a la locura.

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