DANTALIÓN, EL SEÑOR DE LOS MIL ROSTROS

Dantalión, Dantaijón, Dantaylion, Dandelión o Dantalián tiene una importante jerarquía y rango de nobleza en la pirámide demonológica: la leyenda y las tradiciones ocultistas le han adjudicado el grado de duque en los Infiernos, poniéndolo a cargo de varias legiones de demonios de acuerdo al famoso grimorio "Lemegeton Clavícula Salomonis" ("La clavícula menor de Salomón"), del siglo XVII. Actuaría también sirviendo directamente a Belfegor, el Señor de la Pereza según ciertas  interpretaciones más modernas.

Se trata del demonio N° 71 de los que fueron sometidos al sello mágico del Rey Salomón según el mismo documento, ubicándose en el lugar penúltimo de la nómina antes de su colega diabólico Andromalils o Andromalius. Es la contraparte y adversario "natural", por lo tanto, del ángel cabalístico Haialiel, N° 71 en la lista del Shem Ha'Mephorash en los estudios herméticos del judaísmo, con el nombre de Dios escrito 72 veces. Casi no hay información antigua y original disponible sobre Dantalión fuera del Ars Goetia del "Lemegeton", sin embargo, aunque la leyenda se ha ido ornamentando y aumentando con nuevos elementos incorporados por la tradición oral y la divulgación, además de adoptar algunos tomados desde la astrología y la cultura popular. La definición precisa que se hace de él en la mencionada fuente y que podría estar tomada de previas nociones medievales, sin embargo, dice de él sólo lo siguiente:

Poderoso Duque, aparece en la forma de un hombre con muchas caras de hombre y de mujer de diversas expresiones y tiene un libro en su mano derecha. Enseña todas las artes y ciencias, declara todos los consejos secretos, ya que conoce los pensamientos de todos y puede cambiarlos a su antojo. Provoca el amor y produce la apariencia de cualquier persona en una visión dondequiera que se encuentre. Gobierna 36 legiones. Este es su sello que se usa según lo indicado.

En efecto, el infernal duque goético se retrata como un sabio maestro y soberano del conocimiento: se le adjudica la virtud de poder enseñar todas las formas de las mencionadas disciplinas de artes y ciencias, además de tener la respuesta para las preguntas en una infinidad de campos, pareciendo tener cierto aprecio por quienes buscan saber o recibir consejos. De acuerdo a algunas versiones, probablemente corresponde a un Néfilim o miembro de la raza surgida de los contactos ilegítimos entre altos ángeles celestiales y mujeres humanas. Además, es tomado por líder del estrato jerárquico de los demonios druidas la servicio de Belfegor, considerados lo más granado y valioso de su ejército.

Su lealtad absoluta a Lucifer habría hecho posible que el Príncipe de las Tinieblas lo premiase con altos  grados político-militares y reconocimientos tales como amplia autonomía de acción. Se supone que fue, inclusive, uno de los principales agentes alentando la gran rebelión de los ángeles contra Jehová, pero todo indica que esa parte del relato sobre su cualidad y origen como ángel caído pertenece ya a informaciones posteriores a los del Ars Goetia.

Dantalión con dos cabezas, una masculina (sol) y otra femenina (luna), en el Tarot Oculto del ocultista Travis McHenry. Imagen publicada en The Occult Encyclopedia.

Una versión de Dantalión elaborada con base en la diseñada para el videojuego Shing Megmi Tensei, de Kamuza Kaneko. Imagen base publicada por el sitio grimorio de bestias.

El demonio Dantalión ha sido representado corrientemente como una criatura humanoide con muchos rostros o cabezas y siempre cargando un libro en sus manos, tal como señala el "Lemegetón". No obstante, se presume que puede asumir también un aspecto casi totalmente acorde a un hombre de carne y hueso, principalmente en el rango de adulto joven. En sus representaciones más simples aparece con dos rostros o cabezas: una de varón de regencia solar, y otra femenina de regencia lunar, representando con ellas a todos los hombres y mujeres del mundo, respectivamente. En las más complejas o elaboradas, en cambio, se lo señala con un sinnúmero de cabezas que pueden llegar a miles e incluso a infinitas. Se cuenta que suele ir acompañado de sombras, humo y fuego en sus apariciones o visiones más espectaculares, de acuerdo a las creencias semíticas incorporadas a su mito.

El criptosímbolo o alegoría de Dantalión dotado de varias de cabezas se relaciona con su descrita capacidad de conocer -y reconocer- los rostros de todos los hombres y mujeres de la humanidad, así como estar al tanto de los pensamientos de todos los mortales. Ninguna mente, por poderosa que sea, lograría escapar a su escrutinio e influencia, así que él nunca será engañado por hombre alguno. Llegó a desafiar al rey de los israelitas, Salomón, al espetarle que ha visto y sabe identificar los rostros de todos los vivos y los muertos de la historia humana, por lo que es imposible hacerlo caer en alguna trampa, embuste o suplantación.

Dicho de otro modo, el duque infernal no sólo puede estar en la mente cada sujeto y conocer hasta sus más insondables secretos e intenciones profundas, sino que carga sobre sus hombros las cabezas de todos los seres humanos, en cierta forma, pudiendo ser capaz de manipularlos a su entera voluntad o placer si se lo propone, aunque es suficientemente astuto como para preferir movilizar a los mortales a través de la persuasión. A su vez, ciertas versiones aseguran que puede asumir un aspecto visible similar al de cualquier persona, especialmente en apariciones de tipo visiones o sueños, usando la correspondiente cabeza de su colección infinita para lograr tal representación. De acuerdo al tratado de demonología de Alexis Santos, por ejemplo, puede asumir forma de hombre o mujer a su completo antojo o necesidad.

Con aquella facultad de conectar fácil y directamente con la mente humana o sus pensamientos, entonces, se asegura en la demonología que Dantalión puede mostrar a través de aquellas visiones quién será la amada de alguien, así como puede inducir al enamoramiento entre la gente y motivar auténticos sentimientos de amor de una persona por otra. Sin llegar a ser un equivalente a Cupido o Eros, entonces, muchas veces se lo invocaría con este objetivo: para ganarse el afecto de alguien, resolver conflictos de parejas, procurar armonía en las relaciones e intensificar lazos afectivos.

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