PERRIER, PRÍNCIPE DE LOS PRINCIPADOS

Perrier o Perrine es un oscuro ente del inframundo bien conocido por la demonología cristiana y la hereje, aunque no se dispone de muchas descripciones sobre su pretendido aspecto. Se lo identifica como un príncipe diabólico comandado directamente por Satanás, y letanías infernales de los brujos franceses de los siglos XVI y XVII lo citaban en la lista de principales seres demoníacos a los que se pedía un "ruega por nosotros" en cada plegaria, además de definirlo como "Perrier, Príncipe de los Principados". El escritor Lewis Spence se ha referido a él en los años veinte, su obra "An Encyclopaedia of Occultism", y después Thomas G. Aylesworth en "Servants of the Devil", de 1970.

La identidad de Perrier parece tener cierta relación astrológica o rectora en el orden de los días de la semana, ya que la tradición señala que es más poderoso en cada miércoles (día de Mercurio) y sábado (día de Saturno). Antes de haber terminado como ángel caído, sin embargo, había pertenecido a la Coro de Principados u Orden de las Principalidades en los reinos celestiales, lo que explica su alta posición de facto dentro de la jerarquía infernal mencionada en la vista plegaria demoníaca. Además, aunque muchas fuentes y autores los tratan como personajes diferentes, los detalles parecen confirmar que Perrier es el mismo demonio llamado también Verrier o Verrine, integrante del Coro de Principados y a veces confundido con Verrin, el señor de la impaciencia.

El rol de Perrier es tentar a los hombres para ir en contra de sus votos de obediencia, llegando incuso a endurecer o paralizar el cuello de los hombres para que estos no puedan inclinarse ante el yugo de la obediencia, sumisión o penitencia, según lo que señaló el inquisidor dominicano francés Sébastien Michaëlis en su "Histoire admirable de la possession d'une penitente", de 1612. Es de suponer que se trata de una de las entidades que agobian y acosan a los sacerdotes y monjas en plena formación o noviciado para que abandonen su sacrificio, especialmente en los momentos de pruebas, oración y meditación.

Por aquellas características, se estima que Perrier equivale a la Némesis o entidad opuesta a la figura católica de San Bernardo o Bernardo de Claraval, monje y sabio cisterciense francés, fiel representante de la teología, la entrega a la fe y la espiritualidad cristiana. Si San Bernardo es un símbolo de la fidelidad y conversión a la fe de Cristo, entonces, Perrier es el arquetipo de la tentación, la desobediencia y la renuncia al credo.

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