KRAMPUS, EL LADO OSCURO DE LA NAVIDAD
"Gruss vom Krampus" ("Saludos de Krampus"). Tarjeta navideña de principios del siglo XX con una representación de Krampus secuestrando niños.
Identificado con una cabra demoníaca
desde que fue incorporado en la mitología cristiana, Krampus proviene de
antiguas creencias alpinas compartidas entre Austria, Alemania, Francia, Italia,
Suiza, Eslovenia, Croacia y Hungría, además de los microestados como
Liechtenstein y Mónaco. Viene a ser algo así como una contraparte o "lado oscuro" de
la fiesta de San Nicolás de Bari en la tradición navideña, pues roba y maltrata niños, apareciendo en la misma celebración del
santo en la noche entre el 5 al 6 de diciembre, principalmente.
Por tratarse de un ser ahora convertido en un íncubo del inframundo, el aspecto de Krampus suele ser descrito como el de un demonio caprino tradicional, parecido a un fauno, sátiro o cabra antropoide, pero con grandes cuernos, barba de chivo y orejas puntiagudas que se interpretan como de un elfo o duende de bosque. Su lengua es larga y de color rojo, mientras que sus horribles ojos parecen estar siempre saltones. Sus manos tienen garras y sus patas pezuñas, mientras su cuerpo está cubierto de lana marrón oscura o negra. Su tamaño varía desde un ser pequeño hasta uno muy alto, sin embargo. Se cree incluso que tendría estos rasgos porque representa o encarna a la propia deidad infernal de las brujas.
Krampus a veces viste también como un ser humano o asume formas un poco más parecidas a las de un hombre, pero conservando los rasgos diabólicos. Suele cargar una canasta de mimbre en su espalda o, en menor medida, un saco en donde echa a sus pequeñas víctimas. Es frecuente que cargue un báculo, bastón, palo o rama de abedul o abeto con la que amenaza, golpea y "arrea" a los chiquillos. Este sería un símbolo fálico según autores como el folclorólogo Maurice Bruce, quien lo consideraba relacionado también con rituales de aquelarres en los que la bruja era iniciada siendo atada a un poste de ese material y azotada, representando así una muerte en vida seguida de su renacer. En sus orígenes, entonces, el personaje pudo tratarse de un espíritu de la fertilidad, pero que acabó reducido a un demonio de jerarquía menor.
Como Krampus viene al mundo de los mortales para acosar, asustar y secuestrar niños malos, en varios aspectos equivale a una suerte de Cuco o Coco, o incluso a un Grinch, el personaje aguafiestas de Navidad que fue creado por el escritor y caricaturista estadounidense Dr. Seuss (Theodor zeus Geisel) en la década del 1950. La víspera del día santoral de San Nicolás de Bari, el santo inspirador de San Nicolás o Santa Claus, es el momento en que sale a las calles y caminos rurales el temido monstruo, durante la noche que es llamada por lo mismo Krampusnacht (Noche de Krampus, en alemán). Por varias horas estará afuera persiguiendo niños mientras hace sonar unos aterradores cencerros, campanas o cadenas oxidadas, incluso metiéndose por las chimeneas si es necesario. Así, mientras él castiga a los niños malos, San Nicolás premia con obsequios a los buenos.
Publicación austriaca del siglo XIX mostrando a Krampus mientras acompaña a San Nicolás, invadiendo un hogar para llevarse a un niño en la noche del 5 al 6 de diciembre.
Otra antigua postal con un retrato de Krampus cargando cadenas, su rama para golpear y niños en el canasto de la espalda. Fuente imagen: Sitio Doblaje Wiki (FANDOM).
La tradición asegura, de hecho, que sale a vagar con el propio San Nicolás en aquel momento, por lo que viene a ser una suerte de asociación con aspectos siniestros y oscuros de las fiestas navideñas, así como del sincretismo entre el mundo cristiano y los elementos paganos de la Vieja Europa. Ambas tradiciones, la del demonio y la del santo, están emparentadas desde el siglo XVII cuanto menos: sería una especie de asistente de San Nicolás, como Knecht Ruprecht de los germanos, Schmutzli de los suizos o Père Fouettard de los franceses y belgas. Empero, como no corresponde a un santo castigar infantes, Krampus vino a tomar ese malvado rol.
Durante esa noche, entonces, Krampus
buscará y se llevará como castigo a los niños desobedientes, aquellos que se portan mal y, en general, todos cuya
conducta no los haría merecedores de un regalo en Navidad. Lo mismo sucede con
los niños amargados que no compartan el espíritu navideño de diciembre o no se
sientan parte de la fiesta. Se supone que los mete en el cesto para llevárselos al Infierno y nunca más regresar, dedicándose a
torturar y hacer sufrir sus almas por toda la eternidad. Varias tradiciones aseguran que se los come, algo que parece representar una famosa fuente escultórica suiza en Berna llamada el Kindlifresserbrunnen (Fuente del Devorador de Niños), la que podría estar inspirada en la leyenda de Krampus a pesar de haber en ella elementos que parecen dirigidos contra la comunidad judía del siglo XVI.
El folclore austriaco complementa hasta hoy todas aquellas historias con hermosos y gruesos disfraces usados en pleno período de invierno boreal durante la Krampusnacht, especialmente entre hombres adultos y jóvenes quienes marchan en comparsas arrastrando cadenas o grilletes, blandiendo báculos, escobas o ramas y asustando a los niños curiosos que salen a las calles. De acuerdo autores como el antropólogo John J. Honignamm, la presencia de tales demonios durante las fiestas y pasacalles de San Nicolás en Alemania existen en Alemania desde el siglo XVI o antes, cuando los enmascarados con rostros de diablos y animales paseaban haciendo bromas y travesuras llamadas schauriglustig. Estuvieron presentes incluso en representaciones de teatro realizadas en iglesias de tiempos medievales.
De acuerdo a un artículo artículo publicado en "The New York Times" del 23 de diciembre de 1934, la figura y tradición de Krampus eran cosas mal vistas y hasta perseguidas por los grupos conservadores entre los llamados austrofascistas, quienes habían derrotado a las fuerzas socialistas y comunistas durante la breve guerra civil sucedida en febrero del mismo año. Entre la sociedad austriaca, sin embargo, siempre ha existido la consciencia de que se trata de una tradición pagana asimilada por el cristianismo y fusionada con la imagen tradicional del diablo.
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